El arte de no amargarse la vida: comentarios personales

Hoy les traigo un libro que fue un regalo el día que cumplí mis 30 años. En él, el autor Rafael Santandreu de profesión psicólogo y de origen español, nos trae un compilado de varios años de trabajo en su área: la psicología cognitiva. Nos comparte cómo aprender a no quejarnos más, a apreciar nuestras infinitas posibilidades, y por, sobre todo, a disfrutar la vida al máximo independientemente de lo que suceda por fuera de nosotros.

Lidiando con el «neuroticismo»

Rafael expresa que el principal enemigo del psicólogo es el “neuroticismo”, es decir, la tortura mental. En base a esto, a lo largo del libro plantea recursos para fortalecernos en el ámbito emocional y superar la neurosis (o el miedo, su principal síntoma). La neurosis nos frena, nos limita y afecta directamente a nuestra salud mental y emocional.

Transformación personal y estabilidad emocional


Me parece pertinente en esta época que estamos surcando, traer temas que respalden la posibilidad de aprender a transformarse en individuos fuertes y emocionalmente estables. Porque cambiar, es viable, de lo contrario, estarás poniendo una simple excusa. Algunos conceptos que destaco:

Reflexiones sobre la evaluación de los hechos

La lectura se conforma por diferentes capítulos que tratan primero sobre nuestras formas de pensamiento, creencias y sus orígenes, luego nos brinda alternativas sobre qué y cómo hacer para transformar nuestro ser y por último aplicaciones prácticas para superar diferentes estados emocionales que nos impiden avanzar en la vida.

Impacto de la evaluación en nuestras emociones

En primer lugar, quisiera compartir con ustedes un acto continuo mencionado al principio del libro, que observo bastante en la gente: la correcta o errónea evaluación de los hechos que los catalogamos como “geniales” o “terribles”. Al declarar que un hecho es terrible, estaríamos diciendo que no seremos felices, no lo podremos soportar o que su acontecimiento debió haberse evitado; por el contrario, cuando hablamos de situaciones geniales, hablamos de que, si acontecen, seremos felices para siempre.

Estrategias para una evaluación más precisa

Con relación a esto, debemos comprender que la incorrecta evaluación de un hecho puede llevarnos a un estado de vulnerabilidad emocional que muchas veces es injustificada. Esto quiere decir que, en determinadas ocasiones, lo que vivimos no es tan terrible como pareciera, sino que es producto de una evaluación poco exacta, irreal y negativa.

Cambiando la perspectiva: la rutina del debate

Al catalogar un hecho como terrible, se disparan emociones como la ansiedad y la depresión, sin embargo, si evaluamos de una forma más positiva, el mismo hecho puede generarnos simplemente un disgusto moderado. Bajo este concepto, el autor nos invita a plantearnos lo que sucede con criterios objetivos, basados en hechos reales, con sana comparación, abiertos al mundo y constructivos. Una buena forma de saber si algo es “un poco malo” o “muy malo” es preguntarnos “¿en qué medida esto me impide hacer cosas importantes en mi vida?”.

Implementación de la rutina del debate para el cambio personal

Como siguiente tema desarrollado en la segunda parte del libro, Rafael nos habla del “método” llamado la rutina del debate. En él, el objetivo es transformar nuestra manera de pensar, nuestro diálogo interno y la forma de evaluar las cosas que nos suceden, para empezar a disfrutar lo que está a nuestro alcance. La rutina del debate está desarrollada en 3 pasos que debemos implementar diariamente para volverla un hábito. El primer paso plantea: analizar aquellas cosas que nos generan malestar diario y detectar qué creencias irracionales las generan. Un ejemplo de esto es la siguiente frase “necesito pareja para ser feliz”, es decir que si no la tengo, soy un desgraciado. Para combatir este tipo de creencias, acudo al siguiente paso: demostrar lo falsas que son. Para esto, podríamos preguntarnos “¿existen otras personas que son felices en la misma situación?” o “aún en esta situación, ¿podría realizar objetivos interesantes para mí y los demás?”. Siguiendo con el ejemplo anterior, posiblemente haya varias personas felices sin tener pareja y esto nos evidencia que nuestro problema no es tan grave. Además, debemos revisar aquellos ámbitos de nuestra vida en dónde podemos desarrollarnos pese a lo que estamos sufriendo; amistad, arte, trabajo, espiritualidad, etc. El último paso de la rutina del debate plantea establecer la creencia racional que sustituirá la irracional. Este tipo de creencias son anti-terribilizadoras y nos producen tranquilidad; pertenecen a personas maduras y fuertes. Para completar el ejemplo, podríamos decir que “me gustaría tener pareja, pero si aún no la tengo sé que mientras tanto podré realizar cosas valiosas por mí y los demás, y aun así ser feliz”. El objetivo, como mencioné anteriormente, es desterrar las emociones de ansiedad y depresión, pase lo que pase. Como conclusión, debemos revisar cómo pensamos cada día para detectar lo que nos limita y combatirlo con argumentos.

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